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Se aproxima el otoño y suena el pistoletazo de salida para las elecciones a la alcaldía en la localidad hawaiana de Lānaʻi. Se abre la veda para el comience de las campañas, y enormes pancartas con los rostros de los dos candidatos adornan las calles de la pequeña isla. Para algunos la elección está clara, en un estado mayoritariamente demócrata las cosas deben quedarse tal como están y Stephen Amstrong, candidato del partido demócrata y alcalde actual, debe ser re-elegido. Sin embargo, no son pocos los que, tras la ascensión de Donald Trump a la presidencia, comenzaron a verse convencidos por su ideología y opinan que ha llegado la hora del cambio a Lānaʻi, que llegaría de la mano de Juliet Wilkes, candidata del partido republicano. Desde el inicio de la temporada electoral los habitantes supieron que les esperaban unos meses intensos, y es que los resultados de la elección a la alcaldía en la pequeña isla podrían influir significativamente en el reparto de poderes en el senado de Hawaii, pero no imaginaron los acontecimientos que traería el comience de las campañas.

El 5 de septiembre a las doce del mediodía tuvo lugar el primer debate político entre los dos candidatos en la grande y ostentosa sala de prensa de Nighthawk Corporation, con un aforo de alrededor de doscientas personas. La candidata republicana ya había dado su discurso, y el candidato demócrata se disponía a tomar la palabra cuando sucedió el desastre. Una fuga de gas que resultó en incendio comenzó a consumir la sala en cuestión de minutos, dejando varios heridos y víctimas mortales por conmoción y asfixia, en su mayor parte. Afortunadamente, ninguno de los dos candidatos a la alcaldía sufrió ningún daño irreparable, pero entre los fallecidos se encontraba Thomas Amstrong, hijo del candidato del partido azul.

Aunque inicialmente parecía que se había tratado de un horrible accidente, el cuerpo de policía de Lanai no descarta ninguna hipótesis y, en un sorprendente giro de los acontecimientos, en la actualidad todo apunta a que el causante de la catástrofe fue nada más y nada menos que el propio Thomas. Tommy, como se le conocía en la pequeña población Hawaiana, siempre fue descrito por sus familiares y amigos como un muchacho alegre, educado y amable, por lo que cabe esperar que muchos muestren cierto escepticismo hacia la mencionada teoría. Sin embargo, una serie de objetos encontrados entre sus pertenencias han llevado a las autoridades a confirmar que pertenecía al grupo radical Los Hijos de Ku. Para los que hayan estado viviendo debajo de una piedra durante los últimos meses, Los Hijos de Ku es una organización anónima —hay quien dice que se trata de una secta— que se dedica a cometer actos de vandalismo y que, según parece, simpatiza con el partido republicano. Juliet Wilkes ha expresado públicamente en más de una ocasión que no defiende el comportamiento de estos jóvenes y que, de hecho, rechaza el uso de la violencia como método de imposición de las ideas republicanas. Sus objetivos han sido varias veces habitantes extranjeros, no nacidos en EEUU, lo que lleva a pensar que se guían por motivaciones xenófobas. Los rumores dicen que el pequeño Tommy se unió a este grupo, radicalizándose contra la ideología demócrata de su padre, y que intentaba terminar con la vida de su propio progenitor aquel fatídico 5 de septiembre. La investigación continúa abierta, con la esperanza de encontrar a otros miembros de Los Hijos de Ku que podrían haber trabajado con Tommy el día del debate electoral.